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Descripción
Durante el reino de Saba se desarrolló una ruta de caravanas conocida como la ruta del incienso, que era por la que los mercaderes de Saba llevaban estas resinas a Egipto.
En la aparición del Islám los barcos de los comerciantes árabes repletos de especias y variedades aromáticas unieron el Extremo Oriente con Occidente, gracias al comercio que desde el mar de China y las islas del Índico se dirigía hacia el Magreb y el Al-Andalus.
Dentro de toda esa variedad de plantas aromáticas e inciensos, el almizcle y el ámbar eran consideradas como los perfumes del paraíso.
Actualmente debido a la escasez de almizcle y ámbar, se reconstruyen sus olores a base de plantas aromáticas y cera de abeja.
Su utilización en cambio no ha variado, sigue usándose para perfumar el cuerpo, la ropa, los armarios, el hogar, la cocina y el coche. También como antipolilla.