Descripción
Vivimos en un momento en el que la preocupación por la salud de las personas y la del propio planeta parece haber crecido de forma notable. Sin embargo, seguimos embarcados en un desarrollo económico desmesurado y nada equitativo, caracterizado por un consumismo frenético que, por otra parte, no es en absoluto sinónimo de calidad de vida. Nuestra forma de alimentarnos no escapa de esta dinámica. Productos sin sabor y sin calidad nutritiva llegan a nuestras mesas tras recorrer miles de kilómetros, mientras los tradicionales huertos familiares cercanos a nuestras viviendas son abandonados. A pesar de ello, son muchas las personas que se plantean cambiar esta situación y muchas también las que lo hacen empezando precisamente por convertir los balcones, terrazas, patios y azoteas de nuestros pueblos y ciudades en auténticos oasis de diversidad y vida.